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Recuerdos de mi pueblo entre los años 1950 y 1965. Por Manuel Osvaldo Cuervo

Recuerdos de mi pueblo entre los años 1950 y 1965. Por Manuel Osvaldo Cuervo

(Nota de Archivo – Año 2006)
“CUENTOS Y POESÍAS A EL PERDIDO – ESTACIÓN JOSÉ A. GUISASOLA”
Libro Artesanal, de Manuel Osvaldo Cuervo
Gentileza: María Cristina Fernández de Cuervo y familia.

Recuerdos de mi pueblo entre los años 1950 y 1965

Mi pueblo se divide en barrios y son los siguientes: “La Puñalada”, “El Centro”, “Moscú”, “El Porvenir”, “Colegiales” y “La Quema”, que conjuntamente con “Chacareros”, dieron lugar en los años 1960 y 1961 a la realización de dos campeonatos de futbol barrial, donde el primero lo ganó “La Puñalada” y el segundo “Chacareros”; en este último mi padre era el delegado del equipo y yo integraba el conjunto de “El Porvenir”, con Francisco “Chonga Reyes”, “Teté” Reyes, Mario “Chulo” Dumrauf, Osvaldo y Ramón Dovidencko, Omar “Funes” Dell Arciprete, Omar “Gorra” Mena, Gabriel “Lito” García, Héctor Peciña, Osvaldo “Lele” Roth, Ismael “Tata” Reyes, Horacio “Orango” Moyano, Aldo Ocampo, Segundo Marre, Rubén Deschamps Juárez y otros más.

“La Puñalada”

Hacían furor los bares de Corindo Massa y su señora, el de “Carasucia”, el de Jorge Atala con nexo de mercadería de almacén y en los últimos años “La Ventana” de Antonio García (h), la carnicería de Tedesco con especialidad en carnes de yeguarizo, las quintas de los Di Battista, padre e hijo, las máquinas esquiladoras de Ramón Smith, (con mi amigo “Piquike”) y José Hessy, Elías Melken y su verdulería, el “Gringo” Osvaldo Maldonado y su doma de caballos, Naon Abdala y su carro con venta de verduras y fruta a domicilio, o en las fechas de los muertos o de los santos con un puesto frente al cementerio con venta de frutas, cervezas y refrescos; lugar que también frecuentaba cuando algún vecino de la población fallecía, y el camino al lugar santo era intransitable por lluvia, era transportado por su carruaje tirado por dos caballos; Nicasio Figueroa y sus alambrados, todos acompañados por los vecinos como: Kern, Cano, Godoy, Heim, Mansilla, Dunnels, Burgos, Di Doménico (Miguel y Poroto), Millán, Iros, Burgos, Salvide, Duarte, Lázro, Antonio Ferrer, Larsen (Churchill, Rolo, hermanos y sus papás), Minnor, Villafañe, Videla, Noya, Faustino Álvarez y hermanos, Alfredo Corral y señora con mis amigos Norma y Bocha, Isidoro Martínez y su bandoneón, los Platner. El pozo “Jagüel” con palomas de Rosita Di Paolo, el galpón de chapa o el montecito de Furlong, todo esto último una aventura para su recorrido.

“El Centro”

No he podido aún saber el porqué de la denominación de “El Centro” a este sector de la localidad, ya que normalmente se llama así al sitio de la localidad donde se encuentran la plaza principal, la escuela, la Delegación Municipal, la Policía, el Correo, el Club y otras dependencias públicas y no en lo referente a lo comercial como es este caso.

Pero esto es anecdótico y allí se encontraban: Don José “El Manisero” con verdulería y artículos de almacén; Guillermo y Francisco “Paco” García y su panadería; el tambo de Celestino González con su sobrino Juan Carlos Cabrera que repartía casa por casa la leche que todos los días ordeñaba; la chacharita de fierros viejos y maquinarias agrícolas casi obsoletas, que vendía con precio de nuevos José Elías; Álvarez y su zinguería (Fabricación de canaletas y artículos de chapa); Don Oscar Petersen y su hospedaje; el Dr. Thomas, luego el Dr. Testani; Sigfredo Larsen y su propaladora y reparación de radios y bicicletas; los albañiles Anselmo Islas, Eulalio Ibáñez y Andrés Urra; la Farmacia de Eduardo Castellanos y luego la tienda de Juan Agriello; el hotel de Manuel Cuervo Fernández y Berta, luego de Travella; Don José el zapatero, que colgaba el cartelito “enseguida vuelvo” cuando lo visitaba un amor del barrio “La Puñalada”, luego Abel Oscar Chaluf; la oficina de la Unión Telefónica (ENTEL); don Ibarrondo con su taller mecánico y las boquillas para fumar de patas de pollo trabajadas; el viejo edificio del ABC; la carnicería de Pedro Gutiérrez, luego de Campos, más tarde de Armando Álvarez; Fernando Rasmunsen con taller de soldaduras, luego familia de Aldo Lopetegui; Enrique Domínguez y su taller de reparaciones generales; Casa Balda S.A. cereales y ramos generales; tienda Ledo, luego Juan Agriello; Antonio García Prado y su “despenza” con venta de pescado los jueves recibidos en el tren de la mañana desde Bahía Blanca, te atendía Charles; Bernardo Fabas y su talabartería en la antigua casona de Fondevilla, que además tenía piezas que eran alquiladas por trabajadores golondrinas en su mayoría, a no ser la que ocupaba: Víctor Miguel “Miguelito” todo un personaje que había llegado desde Colón provincia de Buenos Aires y se había radicado en ésta; “Solito” Abraham y su carro para la venta ambulante y también solía realizar la tarea como cochero fúnebre en días de mal tiempo; la librería “Sarmiento” de Vicente Ferrer, después de Esteban “Pocholo” González; Guillermo Jensen y su carpintería con fabricación de carros; Clemente “Tiky” Ahargo y su peluquería; Casa Avello de José González Avello, cereales y ramos generales; sastrería de Nicolás Gagliardi; confitería “La Ideal” del Tío Valdesogo y “Tito” García; Casa Morán de Ignacio Morán con ramos generales; el boliche de chapa frente a la estación de José Cabello y familia, con varias habitaciones precarias para ser usadas por peones rurales en tiempos de cosecha y una de ellas ocupada por el (para mí) hombre más humilde y generoso: Melchor Arango; Casa Loydi, cereales y ramos generales, de Raúl Loydi, único habitante de esta localidad que ocupó el sillón de Intendente del partido de Coronel Dorrego; Tienda “La Perla” de Mario y Carlos Fedigatti; el “Petizo” Martínez y su pequeña librería; la confitería “El Malvón” de Fidel García y su esposa Trinidad Valdesogo; el mercadito de Sorensen, luego el bar de Adolfo Aued; la farmacia de Viega; la peluquería de Juan “Farol” Rodríguez; la esquina de David González, luego repuestos y accesorios de Casiano Gutiérrez Álamo; el Doctor Rodolfo J. Archenti, su consultorio y su familia; peluquería Cortés; Casa Castell, de don José Castell, taller mecánico, venta de combustible YPF, repuestos, tractores y maquinarias agrícolas, gomas, etc.; el taller mecánico de Casa Loydi, con Armando Corral, Esteban “Churchill” Larsen, Oscar “Oito” Martirena, “Lacho” Mauri como mecánicos y Bernardo “El Gordo” Fernández de repuestero; el taller de Ludwig “Luti” Biarkow y la peluquería de su señora Sonia; la estación ferroviaria con Debarbieri como Jefe, viviendo en la casa de familia y luego don Luis Clinet; con las familias de: Olsen, Castelletti, Alfredo “Tito” Álvarez, Esteban “Pocholo” González, Miguel Haag y familia, doña María Elías, Hugo “Cacho” Blas, Abel Chaluf, la casa de altos con la familia Mansilla, Santiago Mauri, “Paco” García y Amelia, Pedro “Pedrín” Goicochea, De Bustinza, Omar y Juan “Pibito” Dumrauf en sus nuevos chalets, Alberto “Tito” Corral, Pedro y Pedrito Echarri y la “Pipi” Rodríguez, Antonio Viñuela, familia Eulalia, Alfredo Celave, Vicente Farto, familia Fondevilla, “Tito” Barrón, “Picorete” Dumrauf y sus padres y hermanos, familia Oyanarthe, José Iriarte, abuela Iriarte, los Lindner con arreglos de molinos y aguadas, Alberto Porro Lucero, la Capilla La Asunción, la ex cancha de “Los Indios” y Bernardo Ulmann, Fortunato Atala, Amadeo Zaninelli y familia, Familia Iros, Dumrauf y Marta, Familias Suarez y Montalto, Julián García su señora y su hija Dorita (hoy la escribana García Castell), Ramón González y la Meco, Los Pascal, Hugo Larsen y Elsa Iriarte, la enfermera, Juan Zwenger, Ulrick y Ardvid Boesen, Domingo Elías, Gastón Pastorino en el comienzo de la zona rural.
Este fue el barrio de mis amigos: “El Corto” Haag, “Cachito” Agriello, “Pachón” García y “Pitorra” Viñuela, estos dos últimos siguen en el mismo barrio.

“Moscú”

Las vías y las dos entradas de acceso a la localidad dan los límites del barrio Moscú, con una gran colectividad alemana descendientes del Volga (mal llamada rusa, por eso lo del barrio Moscú), contaban con la carnicería de Pedro Stadelmann; el bar y ventas de mercaderías de almacén de Melecio García; terminal de la empresa de colectivos de Torres Hermanos en el trayecto Bahía Blanca – Tres Arroyos y viceversa; máquina esquiladora y alambrados de Heiland; la compra de huesos de Pedrosky, además de las familias de: Gette, León Dumrauf, Heim, Ahargo, Córdoba, Storn, Kesler, Ulmann, Berger, Adán Dumrauf, Sanferreiter, Fontana, Ziegerman, Jesús Martín, Weber, Simón, Casanave, Fischer, Fritz, Zwenger, Chulivert hermanos, Padilla, Zimermann, “Fache” Kloster, Valentín García; el matadero municipal; el galpón de almacenaje de Loydi y compañía con algún cuidador de turno.

“El Porvenir”

En el sector sur-sureste se encuentra este barrio, que cuenta con comercios como los de: Gabriel y Valentín García, (anteriormente Gabriel (p) y Julián García), con “Peraca” Iros repartiendo diariamente soda desde la fábrica; Pol Pastorino y su herrería, (hoy Cooperativa de Transportes); al lado la canchita de los Cabello como anexo de su Bar y piezas para alquilar del largo rancho; la vieja y primitiva cancha de pelota paleta; la carpintería de Julio Schester; el bar y cancha de bochas de don José Dell Arciprete con mi amigo “Funes”; el almacén de García Arias, luego Manuel Blas; la sastrería de Juan Antonio García y su hermana Julia; la partera Doña Aurelia; la carnicería de Valdesogo, luego de Dovidenko; almacén de Farid Elías y sus compra-venta en zona rural; la fábrica de postes, bebidas para ganado y demás, de “Cacho” Esperra (hoy Barrio Dr. Felsky); la albañilería de Rafael “Negro” Álvarez; los Stadelmann, (Felipe, Juan, Don Juan, Matías, Santiago, Carlos); Félix Moreno y su transporte colectivo a Coronel Dorrego; Pedro Kloster y su herrería y afilado de rejas y discos de arado; los Monaldi y su herrería; José Calvo y afilado de discos de arado; la novedad de la construcción de la báscula para pesar camiones; la carnicería de Stadelmann-Beroiz, luego de Pedro “Tito” García, después de la familia Dell Arciprete llegados de Indio Rico; Carmelo D´Annunzio y su Bar; Alfredo Bucciarelli con transportes y venta de gas envasado; el comienzo de la construcción de la Sala de Primeros Auxilios; el bar y venta de comestibles de los hermanos Elías y Yamil Atala; el embarcadero de animales en los predios del ferrocarril —todo un acontecimiento—; con las familias de: don Ramón González; Don Andrés Marre; Pedro Giménez, Quinteros, Sanmartino; luego Jesús Gutiérrez y señora, con Tita y Hugo; García Arias; Antonio Atala; Rubén Deschamps Juárez; Roberto Moyano; Enrique Roth; Serafín Peciña y mis amigos Héctor y Roberto; Segundo Muguerza; Hoffmann; Rodolfo “Fito” García; Modestti; Pablo y Olmira Ferrer; los Stadelmann; Juan Amestoy y Juanita Sein; Ezequiel Aparicio; mi familia; Balsaretti-Acosta; don José Álvarez y Manolo Álvarez; Adalberto “Quingo” González; Juan Rodríguez; Ulmann y mi amigo “Caquillo”; José María Moyano; José Álvarez y mi amigo “Mity”; Hipólito Acevedo y hermana; Armando Deschamps Juárez; Menna-Flores; Weber; Kloster; Porfirio Quiroga; Ocampo; Mario “Chulo” Dumrauf; Palacios; Alfredo Gorrochategui; Echarri; Rodríguez; Reyes; Moyano; Fritz.

“Colegiales”

Este es el sector circundante a nuestra querida y centenaria escuela Nº 4, Don José de San Martín, que conjuntamente con la plaza principal “Bernardino Rivadavia”, la Delegación Municipal, el Correo, el Destacamento Policial, además del legendario Club Progreso y su campo de deportes, con la utilísima generación de energía por parte de Don Agustín Rago y sus hijos Horacio y Carlos con su usina eléctrica, con servicio de 10:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 02:00 horas diariamente; frente a este lugar se encontraba un baldío que solía ser ocupado por parques de diversión o circos que llegaban a la localidad; Manuel Blas (mis amigos “Lula” y Marucho”) y Abel “Foforito” Modestti con la atención de la cantina del Club Progreso; el señor Lidnhardo como jefe de Correos, luego Sr. Lucero; la comisaría a cargo de algún oficial de turno y Clemente Ruppell como agente titular acompañado por Caballín y Krieger como ayudantes; la despensa de don Julio Pintos y luego con “Pepe” García y Zulema y mi amigo “Tucho”; Ughetti y su taller de remendado y construcción de bolsas para almacenar cereales; los Di Doménico y su horno de ladrillos, Gregorio con su carnicería, Nicolás y Zulema Dovidencko con su despensa; Francisco “Pancho” Ricciutti, la fábrica de soda y con sus hermanos Nicolás y Guillermo “Mito” fabrican ladrillos en su horno “El Parque”; el bar de Rafael Garófalo con su juego de sapo y la venta de pelotas para paleta que se perdían en la cancha del club; el almacén de “Cholo” Ricciutti; la carpintería agrícola de Matiucci hermanos; el galpón de Pablo Centenaro y la fábrica de mosaicos calcáreos con “Pepito” Corral, como responsable; el nexo de la escuela Nº 4 en los salones de Don Julio Corral, además de su quinta camino al cementerio; el bar de Locatti detrás de la escuela, donde era directora su esposa; el horno de ladrillos y quinta de Bucciarelli; el transporte y taller mecánico de Humberto Arranz; el taller mecánico y afilado de discos de Adolfo y Jesús Gutiérrez Álamo; el bar de Palluca; la enseñanza de piano en lo de D´Amico; el auto de alquiler de Alfredo Palaveccino; el acopio de lana y frutos del país de Domingo Elías; la peluquería de Amadeo Moreno; la carnicería de Pérez, luego de Pedro “Tito” García con especialidad en lanares; las familias de José “Pepe” Corral, Arranz, Mauri, Dell Pizzo, Amioth, Aued, Jesús Ferrer, Raúl Ortíz, Vacca, Montiel, López Leyton; luego don Pedro Hollender, Ercilia y Cayetano Liébana, Tomás Comyn, Beroiz, Arturo Liébana, Ezequiel Aparicio, Armando Corral Pérez (Cacho y Armandito), Juan Martirena Lartigue, Hugo “Cacho” Blas, Román Moyano y su distintivo ranchito, Muguerza, Amestoy, Don Ricardo Blas (el sepulturero), Ricciutti padres, Diez hermanos, Martiniano Basualdo, Bernardino Fernández, Félix, Pérez, Larbiou, Lopetegui, Tabares, Alonso, Rivero, Vázquez, Pereyra, Godoy, Ledesma, Maldonado, Hessy, Vera, Mario Iriarte, Pedro Sein, Walter, Zubiri, Cornejo, Albizu, Pepino D´Anunzio, Alfredo Blas, Cruz García, Mario Maroun y Carlitos; Farías, Racciatti, Silvestre con mi amigo César “El Pato”; Mario Maroun, su padre y su hermano; Adolfo Iriarte, García, Chulivert, Ciancci, Schenfeld, etc.

“La Quema”

Llamado así por estar cerca de lo que es el basurero Municipal, con Don José Alvado como arregla huesos, José “Pepe” su hijo, vendiendo leche, crema y manteca junto a “Lola”; los Bufarini como albañiles y su quinta; la laguna; la cancha de carrera de caballos; Antonio D´Anunzio, su quinta y su esposa Rosita con los bordados; y las familias de Constantín, Kovacevich, Nicora, Heim, Conca, Maclen, Balsaretti, Casanave, Zimermann, Casamayor, Farías, Fabián “El Toro” Moyano, el Uruguayo (desconozco su identidad) camino al cementerio y la calle entoscada con la entrada a la población, todo un orgullo para la época.

NOTA: Queda abierto para la inclusión de alguien que me haya olvidado u omitido. Muchas gracias.

Manuel Osvaldo Cuervo
“El Pájaro” 2006
“CUENTOS Y POESÍAS A EL PERDIDO – ESTACIÓN JOSÉ A. GUISASOLA”
Libro Artesanal, de Manuel Osvaldo Cuervo
Gentileza: María Cristina Fernández de Cuervo y familia.

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